5 jul 2024

de Glitch (Cantata-Romance para cinco voces y sintetizadores baratos)

En estas dos escenas, la protagonista (Glitch) recuerda una noche en una discoteca. La primera vez que yo fui a una, se me apareció como si fuera un lugar ubicado entre el mundo de los vivos (arriba) y el submundo (abajo).  


XIII (Glitch)

 

Aquella noche en la que bajamos

para hacer las primeras armas

del atentado, no sabíamos

qué podía pasar

 

 

 

 

eramos tres, ninguna tenía miedo

pero tampoco esperanza

 

 

 

 

esa noche nos habíamos encontrado

con el paquistaní de encrespados cabellos,

que nos dejó un cargamento

que nos desviaría finalmente

de nuestro rumbo tan seguro,

y nos dejaría en este río

 

 

 

 

una vez que bajamos a Basis,

siempre cubierta por la oscuridad,

a la que nunca el sol desde arriba

jamás había tocado, aún en noche estrellada,

ella es sólo una noche que se extiende sombría,

me sentí mal, yo desnudaba del flanco

el agudo cuchillo que llevaba

porque me gustaba provocar

 

 

 

 

bebimos

 

 

 

 

todos los muertos bailaban

 

 

 

 

bebimos vinos dulces, finalmente, agua

 

 

 

 

esparcí la blanca harina, jurando

que al volver sacrificaría de mi casa

lo mejor que sobresaliera entre mis cosas

 

 

 

 

aplaqué con plegarias y votos

a las turbas de quienes que se nos acercaban,

pero les habría cortado el cuello con gusto

 

 

 

 

negras sangres entonces me asolaban entre esas

 

 

 

 

esposas y solteras, mancebos con mil pesadumbres leves,
y tiernas jóvenes con el ánimo afectado

por un dolor reciente y muchas heridas

por lanzas que dejaron su vida en la lid,

sus armas sangrantes,

 

 

 

andaban en grupos aquí y allá, a uno y otro lado,

con un clamor horroroso

 

 

 

 

yo, presa de lívido miedo,

les pedí a mis amigas que me contuvieran. 


*


XIV (Glitch)

 

Vimos llegar a Lón, mi amigo

–todavía yo no estaba tan mal–,

el de anchos caminos: “mi cuerpo insepulto”,

decía él, “y sin duelos”, exageraba

 

 

 

 

lloré cuando lo vi, porque estaba emocionada

y, como si otra hablara fuera de mí,

me escuché decirle: “Lón ¿cómo has bajado

a esta nebulosa oscuridad? ¿has llegado

antes a pie que yo en mi negra noche?"

 

 

 

 

el me respondió: “Glitch, divina y rica,

me perdieron mi suerte fatal

y el exceso de vino, yo bien sé que tu sólida nave

desde aquí pondrá rumbo otra vez

al islote de una mejor vida,

 

 

 

 

te pido, reina, que te acuerdes de mí allá,

te lo ruego, no me dejes allá en soledad,

sin llorar ni sepultar mi cuerpo vestido

de todas mis armas, y levantá una tumba

a la orilla del mar espumante que de mí,

desgraciado, refiera a las gentes futuras”

 

 

 

 

presté mi oído a sus súplicas, y le dije:

“cumpliré”,

 

 

 

 

                   charlamos, sentados, cambiando dolientes

y dulces palabras, yo protegía

con mi espalda la sangre y la sombra de mi amigo,

cuajado, alto de cruz y bien armado

 

 

 

 

las tremendas volteretas y las cornadas de su coraje

y la impavidez de su paso

eran la latitud de sus actuaciones nocturnas

 

 

 

 

en la geografía de su cuerpo,

se dibujaba el garabato de los revolcones

y esa sastrería me ponía celosa

y alerta cuando lo miraba

 

 

 

 

entonces llegó el alma de mi droga

a la sangre antes

 

 

 

 

“¿para qué viniste?” me preguntó,

“para que beba de la sangre y te diga la verdad”,

le dije, y me quedé aparte,

porque suelo fallar a veces

 

 

 

 

las regiones del alma son templadas

y relativamente delgadas, en parte sólo

por la distribución de las virtudes,

 

 

 

 

pero tienen una fidelidad excepcional

con la acústica de la voz que las emite

y encarna, ocasionalmente suenan

como un parloteo inmotivado,

aún detrás de las palabras:

 

 

 

 

un aleteo que puede ser más o menos

intrascendente o molesto

 

 

 

 

muchas veces, ese parloteo viene

con una musiquita que nos calma y acompaña,

como esta noche, en la que necesitaba

–por ese encuentro que me llenó de tristeza–

la compañía de esas regiones

 

 

 

 

me recuperé finalmente de las oscuras visiones

 

 

 

 

conversamos animadamente,

emplumadxs de amor

 

 

 

 

finalmente, partimos lejos de esos peligros

y permanecí en paz. 

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