Anoche, cuando Eloísa se quedó dormida, miré hacia oriente y, de pie, repetí unas palabras milenarias. No sé si fue un rezo, fui sincero y leí con atención lo que estaba escrito en un archivo del teléfono. Al acostarme, leí, también del teléfono, una propuesta del teatro La Fenice: escuchar, registrar y reproducir los sonidos de la noche. Me gustan los ritos, los movimientos rituales, las formas de vida.
Luis Chitarroni sobre La tierra yerma
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Hace unas semanas buscando otros textos en la reciente publicación subida
por AHIRA, *El Ciudadano*, que salió entre 1988 y 1989, me topé con esta
lectur...
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